jueves, 24 de julio de 2008

VERIFICACIÓN DE LA HISTORIA DE FE DE LA CAF

VERIFICACIÓN DE LA HISTORIA DE FE DE LA CAF CON LAS DIMENCIONES VIVENCIALES DE LA ESCUELA DE FORMACIÓN ESCATOLÓGICA

(Dado en el Centro Diocesano de San Juan Bautista Misiones desde el 6 al 11 de Marzo de 1992)

Tercera etapa: Características vivenciales - visión de futuro

FORMACIÓN ESCATOLÓGICA
Nivel interno. Vemos en esta tercera etapa de nuestra historia de fe que sí, hay una intencionalidad, con un claro enfoque para la formación escatológica como comunidad. El objetivo de nuestra formación es vivenciar al Padre. Algunos ejemplos indicadores de esto son:
- vivencia de los Ejercicios Espirituales que ayudaron a seguir potenciando esta formación
- las cartas de petición al sacerdocio de Carlos y Oscar muestran claramente este aspecto
- también la intuición de nuestra escuela de formación

Nivel parroquial. Esta formación escatológica ha estado muy presente en nuestra tarea pastoral. Hay una clara intencionalidad de vivenciar al Padre
- Ejercicios Espirituales de animadores
- Comunidades cristianas
- Acompañamientos a animadores
- Servicios …
El Padre tiene que regir todas las manifestaciones de la vida humana. Por ejemplo, la solidaridad y el apoyo al taller de Hermandad en una circunstancia en la que queríamos mostrar que el Padre quiere que vivamos como verdaderos hijos suyos y verdaderos hermanos unos de otros.

Nivel diocesano. De nuestra parte ha habido una intencionalidad por mantenernos fieles al proyecto de vivenciar al Padre, a pesar de las dificultades compartiendo nuestra vivencia en los diferentes encuentros de la diócesis.

Características vivenciales fundamentales de la CAF. Todas estas características recogen muy explícitamente que el Padre rige todo cuanto vivimos.

Visión de futuro. La visión de futuro recoge implícita o explícitamente nuestra intencionalidad de que el Padre rija nuestra vida y nuestra pastoral.

1. MAESTRO DE FORMACIÓN


Nivel interno. Esta tercera etapa de nuestra historia de fe es el momento en que la CAF nombra y hace explícito que nuestro Maestro de Formación es el Espíritu. Verificamos que hay una toma de conciencia de que el Espíritu nos conduce. Desde la CAF hay docilidad en proceso, que experimentamos en momentos de oscuridad, desconcierto, resistencias, bloqueos, etc.

Nivel parroquial. Verificamos que el Espíritu trabaja fuertemente e impulsa nuestra pastoral. Lo que nos mueve y motiva en este trabajo no es el signo de la eficacia, sino la mirada atenta a cómo el Espíritu va actuando. Algunos ejemplos son:
-el caminar de las comunidades cristianas
- el caminar de los animadores
- los acompañamientos personales
- la atención al Espíritu desde los diferentes dones para los servicios

A nivel diocesano. Tanto en el momento de acogida como en el que se nos dijo que no íbamos a animar más estos encuentros, hubo de nuestra parte una actitud de docilidad y un mantenernos en lo que el Espíritu nos mostraba.

Características vivenciales fundamentales de la CAF. Todas estas características muestran que el Maestro de Formación es el Espíritu.

Visión de futuro. A medida que avanzamos en nuestra historia de fe, tomamos conciencia de que el Maestro de Formación para nosotros es el ESPÍRITU y se nos clarifica en la misma secuencia de nuestro trabajo que el Espíritu de Jesús va ocupando mayor espacio.

2. VERTIENTE PROFÉTICA
Nivel interno: Vivenciar al Padre. Hemos crecido en tomar conciencia de esta misión que es anunciar al Padre y su designio.
Irrupción del Espíritu y captar su movimiento en nuestra comunidad. Sentimos que hemos crecido en esto y lo verificamos en momento de estructurar mejor los servicios, el buscar instrumentos que nos ayuden a mejorar nuestras relaciones interpersonales y conocernos mejor (PRH, los EE.EE de mes, etc.).

Nivel parroquial. Se vive como CAF esta dimensión profética; signos de ello podemos citar los servicios nacidos desde la necesidad de vivir la hermandad dando a conocer al Padre. También, aunque sea empezando, somos profetas escatológicos en cuanto a ofrecer una alternativa campesina diferente más radicalmente evangélica donde la vida del hombre dé a conocer la vida del Padre.

Nivel diocesano. Nos mantuvimos firmes y fieles a pesar de las dificultades y rechazos, y un cuestionamiento a la nueva formación.

Características vivenciales. Verificamos que en nuestras características se da esta vertiente profética.

Visión de Futuro. Verificamos que está explícita la vertiente profética.

3. DEVELAMENTO DEL ESPÍRITU

Nivel interno. Sentimos que hay crecimiento en nuestra actitud de escucha al Espíritu. Tenemos que crecer en captar la verdad de Dios, en las diferentes situaciones para poder vislumbrar el camino que se nos abre.

Nivel parroquial. En los animadores la experiencia de los Ejercicios Espirituales de cinco días es un momento fuerte de develamiento del Espíritu. También la opción por la pobreza evangélica, así como la puesta en marcha de los diferentes servicios descubriendo los carismas de cada uno. Hay una toma de conciencia desde las comunidades cristianas de su llamado a crecer corresponsablemente como verdaderos seguidores de Jesús viviendo la hermandad.

Nivel diocesano. Hay algunos signos de develamiento del Espíritu en la Diócesis, por ejemplo la decisión del traslado del seminario menor a San Miguel con el consenso de la diócesis.

Características vivenciales. En nuestras características verificamos que hay develamiento del Espíritu.

Visión de futuro. Nuestra visión de futuro es ya de suyo un signo de develamiento del Espíritu. Sentimos que el Espíritu nos impulsa y acogemos que queremos caminar por ahí.
4. CONVERSIÓN

Nivel interno. Como comunidad apostólica estamos de lleno metidos en un proceso de conversión, cuya meta es Jesús. Y lo verificamos en que hay más docilidad al Espíritu y menos resistencias comunitarias a la acción de Dios. Tenemos que crecer en nuestro proceso cristocéntrico de tal manera que todas nuestras obras procedan de Jesús como centro de nuestra vida y en este aspecto estamos muy al comienzo.

Nivel parroquial. Estamos también en un proceso serio, tanto a nivel de animadores como de comunidades cristianas. Se da en ellos la conversión moral, pero falta llegar a la conversión escatológica. Se nota un caminar más incipiente y necesitamos poner más medios para que se dé la conversión escatológica.

Nivel diocesano. Iniciamos a la diócesis en este proceso de conversión escatológica pero no se acogió sino por algunas personas y algunas parroquias.
Características vivenciales. Verificarnos que se da en nuestras características vivenciales.

Visión de futuro. No hay nada explícito pero asumimos que nuestro caminar tiene que acoger este proceso de conversión escatológica.
5- INCULTURACION

Nivel interno. Tomamos más conciencia de los valores de la cultura de la pobreza evangélica. Hemos hecho una opción y tenemos un estilo de vida que responde a ese elegir ser pobre. Estamos creando una cultura evangélica, nuestras reflexiones son un aporte para crear la cultura de la pobreza que dé sentido a todo lo que vivimos. Es en definitiva la cultura del Pueblo Santo, que puede llamarse cultura del seguidor de Jesús, que da sentido a nuestra opción de vida. En todo esto estamos en un comienzo. Nuestra gente está en ese vivir pobre, pero no tiene una manera de dar sentido a eso que vive. Estamos creando esa cultura que justifica y encauza el estilo de vida, esto no entra por el hombre viejo sino por el seguidor de Jesús mediante una conversión escatológica.

Nivel parroquial. Todavía falta mayor desarrollo en las comunidades cristianas para nosotros asumir esos valores. Los animadores desde el retiro de cinco días están dando pasos. También los últimos temas sobre la pobreza evangélica están aportando elementos que están ayudando a las comunidades cristianas. El proceso es todavía muy incipiente. La cultura de la pobreza evangélica es la cultura del Pueblo Santo. Va mas allá de justificar la pobreza, pero la pobreza es necesaria para poder desarrollar esa cultura. Se necesitan esos valores evangélicos que ayudan a revitalizar y justificar esa manera de vivir pobre. Ejemplo, el compartir no empobrece y es preciso amar como Jesús ama.

Nivel diócesis. En la diócesis no se ha dado una opción por la pobreza aunque ha habido algunos intentos de vivir más coherentemente la opción por los pobres.

Características generales. Verificamos también que nuestra intención como CAF es vivir en seguimiento radical de Jesús en comunidad; esto conduce a una opción e inculturación entre los pobres llamados a vivir los valores de Pueblo Santo.

Visión de futuro. La intuición de formar una escuela de formación escatológica, no sólo paro nosotros sino también para nuestra gente, es signo de este caminar en esta dimensión.

6. COMUNIDAD APOSTÓLICA

Nivel interno: Pertenencia. Hay mayor crecimiento y apropiación en cuanto a ir asumiendo la exigencia de la CAF.
Corresponsabilidad. Tomamos conciencia de que somos Pueblo Santo y esta misma vivencia es trasmitida a los animadores.
Integración de los nuevos miembros. Hubo acogida respeto y acompañamiento a los procesos de cada uno; se nota en la CAF una capacidad de integrar y fortalecer a los que van llegando sin violentar su momento.
Participación. Falta crecimiento a la hora de opinar.
Vertiente comunitaria. La vivencia de la misma CAF hace que podamos apropiarnos de las vivencias fundantes que nos dan identidad propia. Nos faltaría tiempo para profundizar los carismas fundantes.
Vertientes ascendientes y descendientes. Crecimiento en cuanto a la apropiación de estas. Notamos que nuestras vivencias se hacen fundantes en las comunidades cristianas.

Nivel parroquial. Es muy incipiente el ser comunidad apostólica a nivel de animadores. En las comunidades cristianas van dando pasos aunque tienen que crecer en confianza, transparencia etc.
Compartir más la vida. Tenemos que crecer más en la integración de nosotros con los animadores. Lo que falta en realidad es crecer en la conversión.

Nivel diocesano. De nuestra parte se da como iluminación pero no se acogió excepto en algunas parroquias: San Miguel y San Francisco. Seguimos abiertos para acompañar lo que ellos pidan.

Características vivenciales. Sentimos que es el contexto básico para formarnos en el seguimiento radical a Jesús.

Visión de futuro. En la visión de futuro está muy metida la vivencia de ser CA y ayudar a otros a ser lo mismo. Como intuición la dispersión como CAF es una verificación de que estamos en esto.

7. DISCERNIMIENTO

Nivel Interno. Vamos creciendo en actitudes que facilitan el discernimiento, docilidad, apertura y dejar que el Padre rija. El método de hacerlo lo tenemos que mejorar. Hay momentos que tendríamos que discernir y no lo hocemos. Hemos llegado a tomar conciencia de las claves falsas de discernimiento, pero en la práctica nos dejamos llevar de esas claves falsas. Eso se supera cuando se dejan las idolatrías.

Nivel parroquial. Falta mucho a nivel de animadores y de comunidades cristianas, aunque hay algunos pasos. Hay una clara conciencia de que se manejan con los criterios del camino ancho y hay grandes deseos de caminar por el camino angosto, aunque esto no se da de un momento para otro. Están en proceso, a veces no saben como discernir bien, va muy unido a la conversión y les cuesta soltar las idolatrías.

Nivel diocesano. Desde nosotros se aporta con la misma intensidad que las otras dimensiones pero la respuesta es desde los criterios de ellos. Hay algunos signos, por ejemplo el traslado del seminario menor a San Miguel y también las comunidades cristianas de S. Miguel y S. Francisco.

Características vivenciales. Verificamos que nuestro caminar está impregnado de esta manera de proceder.

Visión de futuro. Como CAF sentimos que es la única manera de seguir caminando en la búsqueda continua de la voluntad de Dios.

8. SEGUIMIENTO RADICAL DE JESÚS

Nivel interno. Como CAF y como persona sentimos que optamos por el Jesús pobre y esta vivencia la llevamos a la comunidad cristiana. Nos falta muchísimo por no saber caminar en el Espíritu. Por reflexión después de los hechos tomamos conciencia de lo que pasó. Las idolatrías están aun muy fuertes. La opción por Jesús está hecha, pero falta crecer más. Lo de caminar en el Espíritu es gracia; hemos de ver si la tenemos como CA y como potenciarla.

Nivel, parroquial. En las comunidades cristianas se va cimentando lo fundamental de la opción. La vivencia y la pastoral están centradas en Jesús.

Nivel diocesano. Se mostró pero no hubo acogida en general y quedó ahí la cosa, más asumida por algunos.

Características vivenciales. Están todas referidas a este seguimiento radical a Jesús.

Visión de futuro. Está muy explícito y cueste lo que cueste, vamos adelante.
9. REFLEXION SOBRE LA PRAXIS
Nivel interno. En esta tercera etapa de nuestra historia de fe ha surgido más explícitamente nombrado este método de reflexión sobre la praxis. La CAF, tiene mayor conocimiento de la metodología de La reflexión sobre la praxis. Falta apropiarnos más el método, ser más dinámicos en el proceso.

Nivel parroquial. Hemos vivido el método a través de las circunstancias, ejemplo taller, temas, retiros, etc.

Nivel diocesano. El método reflexión sobre la praxis se dio pero no se aceptó.

Visión de futuro: Se asumía como metodología de la escuela da formación.

Potenciar, rectificar e instrumentalizar los diferentes aspectos de las dimensiones escatológicas a partir de la verificación de la historia de fe para nuestra formación escatológica.
FORMACIÓN ESCATOLÓGICA

Aspecto a potenciar: Intencionalidad. Vivenciar y explicitar al Padre en todas las dimensiones humanas con estas características escatológicas tomando conciencia de nuestra realidad vivencial incipiente de Pueblo Santo.

Proceso formativo, instrumentalización:

Nivel interno:

  • Ejercicios Espirituales.
  • Oración personal y comunitaria; compartir la fe desde el proceso de crecimiento de este vivenciar al Padre.
  • Eucaristía, siendo creativos en expresar nuestra fe (signos)
  • Preparar 1a liturgia en equipo.
  • Zonales vivas que muestren esta dimensión.
  • Reflexión sobre la praxis.
  • Espacios de interiorización (lunes y semanas)
  • Examen de conciencia desde lo que es en tu vida vivenciar al Padre.
  • Escribir algo de lo que vamos viviendo en esta dimensión.
  • RPH, T. IP para crecer en desinhibirnos, expresividad, en conocimiento de nosotros mismos y quitar obstáculos.
  • Leer experiencias ya elaboradas en teología para saber dar nombre a lo que vivimos.
  • Estudiar para saber expresar lo que vivimos, sobre dar ejercicios espirituales.

    Nivel parroquial:
  • Ejercicios Espirituales a animadores, CC y servidores.Ejercicios Espirituales personalizados a algunos animadores.
  • Reunión semanal con animadores y la CC.
  • Más participación de su vida de fe en la Eucaristía.
  • Capacitación para los servicios con esta intencionalidad.
  • Crear centro de educar en valores para todos los servicios en especial a jóvenes y niños
  • Acompañamiento personalizado a los animadores.
  • Reflexión sobre la praxis en las C.C.
  • Acompañar al taller con la intencionalidad de vivenciar al Padre.
  • Jornadas de capacitación semejante a la de los servicios.
  • En cuanto a los servicios, capacitarnos mediante una reflexión sistemática, seria, profunda para cada uno de 1os servicios, que ya están y otros que puedan aparecer experimentando y escribiendo todo lo que estamos viviendo.
  • Compartir procesos de los distintos servicios a la CA.
  • Tomar conciencia y compartir la experiencia de fe personal.
  • Tomar conciencia, escribir y compartir la historia de fe comunitaria.

    Nivel diocesano:
  • Acompañamiento a las parroquias.
  • EE.EE. personalizados a aquellas personas que lo soliciten.

DIMENSIÓN FORMACIÓN ESCATOLOGICA

Intencionalidad y proceso formativo

Todos nosotros en la CAF estamos convencidos de que nuestra vida adquiere sentido, autenticidad y solidez en la medida que vivenciamos al Padre. Esta es la meta y camino de nuestra formación por ser definitiva, la llamamos formación escatológica. Para ser coherentes con este nuestro sentir, hemos verificado nuestra historia de fe comunitaria contrastándola con la fe de Jesús, de tal modo que podamos descubrir en que medida vivenciamos al Padre. Hemos verificado que esta intencionalidad de vivenciar al Padre ha ido en aumento a lo largo de nuestra historia de fe.

También verificamos que hemos dado pasos concretos para que nuestro proceso formativo exprese más auténticamente esta vivencia del Padre, por ejemplo, la presente Escuela de Formación Escatológica. Sin embargo, no basta verificar que estamos creciendo en esta vivencia, a la misma vez es necesario descubrir qué aspectos de ella debemos potenciar e instrumentalizar. Esto último ya lo hemos hecho también en San Juan. Ahora resta entender un poco mejor el aspecto de intencionalidad y de proceso formativo para mejor asumir las exigencias que el Señor nos presenta en esta dimensión escatológica.

1- Intencionalidad

Vale la pena hacer memoria de los diversos tipos de intencionalidad con relación a la vivencia del Padre que hemos experimentado a lo largo de la historia de fe de nuestra CAF. Al principio, en el año 1986, nuestra intencionalidad de vivenciar al Padre estaba implícita en el seguimiento de Jesús desde los pobres, No era una intencionalidad explícita, es decir, nombrada y asumida como tal. Pero en la medida que fuimos avanzando en la fe radical, gracias a los Ejercicios Espirituales y a las exigencias comunitarias, vivenciar al Padre fue tomando cuerpo y llegó a nombrarse explícitamente (ver verificación de 2º etapa de Historia de fe).

Comienza a sentirse como una exigencia personal y comunitaria. Pero debido a nuestros momentos de estancamiento y a nuestra poca experiencia en vivenciar al Padre explícitamente, esta exigencia muchas veces, permaneció más como un deseo, que como una opción de vida. El deseo, es algo que nos gustaría realizar. Una opción de vida es algo que vamos a realizar a lo largo de nuestras vidas. Ahora, con el comienzo de la formación escatológica podemos decir, llegado a vivenciar al Padre e nivel subjetivo dando cumplimiento, que hemos hecho una clara opción de vida por la formación escatológica.

Todavía, tenemos que avanzar en cuanto a nuestra intencionalidad. Nos falta poder decir con sinceridad junto con Jesús: "Mi alimento es hacer la Voluntad del que me envió y llevar a cabo su Obra” (Jn.4, 34). Aquí Jesús no dice que cumplir el designio del Padre es opción de vida. Dice más que eso. El Señor dice que cumplir el designio del Padre es su propia vida. Esta intencionalidad de Jesús le da vida, es alimento para El, pues le da gozo, paz, crecimiento, sentido a su vida. Fuera de esta intencionalidad Jesús no encuentra vida.

Vivenciar al Padre cumpliendo su designio para nosotros es la intencionalidad más costosa, pero a la vez la que nos hace más semejantes a Jesús. Es costosa, porque incluye no solo las obras de amor y justicia que el Padre realiza en nosotros, sino también la fidelidad y perseverancia que el Padre a su vez, obra en nosotros cuando su designio requiere pasar por la cruz. El Padre y su designio, son una sola cosa ya que el Padre es el que lleva su designio en nosotros, cuando tenemos fe radical.

Una vez que hayamos asumido que cumplir el designio del Padre es la mejor manera de vivenciarlo, una vez que le hayamos agarrado gusto vital - mi alimento - a hacer la Voluntad de Dios, entonces estamos capacitados para que nuestra intencionalidad de vivenciar al Padre, se manifieste en sus múltiples dimensiones humanas. Mientras no hayamos llegado a este punto, siempre le vamos a regatear a Dios para que lo vivenciemos en lo que nos da gusto, por ejemplo, en un dialogo íntimo con un amigo en el Señor, pero no en lo que nos cuesta, por ejemplo una vida corresponsable de CAF Zonal, o una preparación seria para el servicio en el que nos hemos comprometido.

Hay otro aspecto con relación a la intencionalidad de vivenciar al Padre que mencionaremos. Se trata de la intencionalidad estructural de las obras. Hasta ahora hemos hablado de lo más básico y más asequible a nosotros: la intencionalidad subjetiva. Esta depende de nuestra libre colaboración con la gracia de Dios. La intencionalidad estructural es más compleja, ya que una estructura está en servicio de un número de personas y su intencionalidad no responde directamente a nuestra libre decisión. Para abordar el tema de la intencionalidad estructural con ciertas perspectivas de éxito, hace falta que hayamos llegado a vivenciar al Padre a nivel subjetivo, dando cumplimiento a su designio en las diversas dimensiones de nuestra vida.

Puesto que las estructuras están en función de valores que tienen que ver con múltiples dimensiones humanas, solamente las personas que han captado a Dios en todas las cosas de sus vidas pueden con facilidad captar a Dios en las múltiples obras o estructuras que el Pueblo Santo necesita para expresar la vitalidad, profundidad y extensión de esa vida de Pueblo de Dios.

A este nivel estructural, viene al caso clarificar los objetivos de la obra. Estos deben especificarse en términos de valores, que estén en coherencia con la fe de Jesús, la fe definitiva, por medio de la cual el hombre se topa con el Padre. En la dimensión: “Conversión” hemos dicho algo parecido: toda obra debe tener su origen y su meta en Jesús, toda obra o estructura escatológica está llamada a ser cristocéntrica. El cristocentrismo de la obra, no se limita a una coherencia de valores con la fe de Jesús. Además de eso, los mismos procesos estructurales deben vivenciar al Padre en cuanto expresan la regencia de Dios sobre esa dimensión humana.

Es decir, los procesos o mecanismos por medio de los cuales la estructura tiende a lograr los objetivos que le dan su sentido de ser, deben ser procesos que nos aproximan a la manera de proceder de Jesús en sus rasgos fundamentales. Por ejemplo, una organización popular de artesanía apoyada en la CC debe tener objetivos que respondan a valores en coherencia con la fe de Jesús, como son, la dignidad del trabajador, el compartir trabajo, el compartir la ganancia. Además, los procesos estructurales, la integración del trabajador en el taller, la corrección fraterna, la selección del trabajo, la producción, el mantenimiento de la mística de la organización, deben aproximarnos en su realización a la manera de Jesús: un proceder justo, personalizado, amoroso, profético, plenificante en Dios.

Por ultimo, en cuanto a este nivel de intencionalidad estructural, queremos mencionar que de una manera parecida a la que hemos visto en el nivel subjetivo de intencionalidad, la intencionalidad estructural de vivenciar al Padre puede quedarse a un nivel implícito o tomar cuerpo y ser explicitada en una reflexión sobre la praxis de la obra. Sin embargo una vez que la intencionalidad de vivenciar al Padre se explícita, ésta puede quedarse en un mero deseo o, tal vez, en una opción de vida o puede llegar a ser la propia vida de la organización. Sólo cuando hay un gusto vital consensuado en la organización con respecto a llevar adelante el designio de Dios para nosotros, cueste lo que cueste, podemos decir que vivenciar al Padre se ha convertido en la propia vida de la organización. Nuestro taller de artesanía, por ejemplo, está llamado por el Señor a ser esa clase de obra cristocéntrica.

2- Proceso formativo

Al comienzo dijimos que nuestro proceso formativo ya tiene una orientación clara hacia la vivencia del Padre, por ejemplo: la escuela de formación escatológica. Conviene aclarar más en qué consiste un proceso formativo que nos lleve a vivenciar al Padre en todo. Tal como un alfarero moldea el barro para sacar de él un cántaro de determinada forma, consistencia y brillo, así también el Espíritu del Padre nos moldea para sacar de nosotros hijos en el Hijo. Aunque Dios puede sacar hijos de Abraham de las piedras como dijo Juan Bautista, usualmente los hijos de Abraham nacen de un contexto formativo en lo escatológico. Describamos ahora las características de este contexto formativo en vivenciar al Padre. No necesitamos inventar ni teorizar, tan solo con recoger las características del proceso formativo que conlleva un seguimiento radical de Jesús como Pueblo Santo, descubriremos lo que buscamos

1. Elegir ser pobre a la manera de Jesús. Fuera de esta opción por la pobreza evangélica y la inculturación entre los pobres, no hay contexto para el develamiento radical del Espíritu. El Padre se vivencia en su Espíritu.

2. Asumir la fe radical, fe del Resto de Israel, fe de Jesús.
La fe radical nos abre la puerta para iniciarnos en la comunión con el Padre en su Hijo. Es la fe de un pueblo humilde y pobre que busca refugio sólo en Dios (Sof. 3,12).

3. Tiempo de intimidad con el Padre. En la soledad frente a nuestro Creador y Señor, se logra por gracia de Dios, familiaridad con la fuente de la vida definitiva: nuestro Papá.

4. Vida en una comunidad apostólica formadora. Vivir en una CAF es vivir en misión. La misión consiste en reconocer a Jesús presente en nuestra comunidad y llevar a los pobres el conocimiento del Padre que Jesús nos da a vivenciar.

5. Reflexión sobre nuestra praxis de misión. La vida definitiva fluye en la misión. Al recoger el paso del Espíritu sobre nuestra CAF reconocemos lo que hay que rectificar, potenciar e instrumentalizar. De ahora en más el Espíritu es nuestro Maestro de Formación. Aun así conviene que digamos algunas cosas más, un poco más concretas que el Señor nos hizo ver en la Casa Diocesana en San Juan. Ya conocemos la metodología básica de la reflexión sobre la praxis (fe- realidad, actuar- reflexión) y sus diversas variantes, por ejemplo, la metodología de la Escuela de formación (toma de conciencia del paso del Espíritu - verificación con la fe de Jesús, rectificación o potencialización, instrumentalización, puesta por obra). Pero algunos detalles sobre la reflexión de nuestra praxis de misión, nos quedan por ordenar.

  • Damos nombre a lo vivido y verificamos su autenticidad. Este es nuestro principio pedagógico fundamental. Asegura que nuestra vida esté siempre bajo escrutinio. La vida, después de todo, es el origen de todo conocimiento vivencial del Padre. No queremos perder el tiempo con teorías sin referencias vivenciales. Y verificamos la autenticidad de nuestra vida al contrastarla con la fe de Jesús, la fe escatológica.
  • Rectificamos y potencializamos lo vivido según las dimensiones escatológicas. Como una ayuda para la captación de nuestra realidad vivencial, usamos conceptos extraídos de nuestra vida de misión como CAF (Dimensiones escatológicas) para mejor nombrar la realidad definitiva, escatológica, que fluye en nuestra misión. La rectificación y potencialización siempre deben ser desde la vida de misión, para la vida de misión, cada vez con más autenticidad y profundidad.
  • Seguimos el paso del Espíritu al instrumentalizar lo que hay que rectificar o potencializar. El Espíritu muestra por dónde debe ir la instrumentalización hacia una mayor eficacia evangélica en los servicios que surgen en la CAF. La instrumentalización debe prepararnos para ser mejores auxiliares del Señor en los servicios que brotan en la vida de misión de la CAF. La instrumentalización desde los servicios incluye, por supuesto, otra instrumentalización más básica que necesitamos a nivel interno para mantenernos y crecer en la fe y vida de Jesús.
  • Nuestro carisma personal encauza la instrumentalización personal. Cada miembro de la CAF debe buscar con la ayuda de sus hermanos los instrumentos necesarios para mejor desarrollarse en la vida de misión. Estos instrumentos pueden vislumbrarse al descubrir cada uno de nosotros su carisma fundante y servicial en la vida de misión de la CAF. En algunos aspectos habrá semejanza entre nosotros, en otros, habrá variaciones. Tenemos que descubrir nuestros carismas y potenciarlos.
  • Los estudios están en función de nuestro carisma personal: La CAF propondrá a sus miembros estudios serios, sistemáticos, que fluyen de las exigencias de la vida de misión de la CAF y confluyen en una mayor eficacia evangélica en la misión. Estos estudios deben personalizarse de manera que el carisma personal de cada uno sea potenciado. Vale recordar que los estudios serios y sistemáticos se acogen con gusto vital desde la intencionalidad de vivenciar al Padre dando cumplimiento a su designio para nosotros; este designio del Padre en gran parte se expresa en nuestro carisma personal. Hasta aquí el desarrollo de la reflexión sobre nuestra Praxis de misión. Para terminar esta dimensión, caigamos en la cuenta que el contexto formativo de Pueblo Santo que hemos descrito con anterioridad en cinco puntos contiene lo fundamental para crecer en vivenciar al Padre. Ese proceso formativo en lo escatológico, no es algo que nosotros ideamos. Más bien es algo que nos es dado al asemejar nuestras vidas a la de Jesús. Formarnos en lo escatológico exige un entrar de lleno en esas cinco vivencias o procesos formativos y purificar nuestra intencionalidad según la de Jesús. Nuestra CAF va a buen paso, Dios mediante.

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